Para despedir el curso, como en años anteriores, nos fuimos de convivencia al albergue. En primer lugar, un poco de aeróbic y bailes. A continuación un baño refrescante y divertido a "golpe" de manguera.
Nos tumbamos al sol para secarnos un poco y tomarnos el desayuno, en esta ocasión galletas y batidos.
Y tras reponer fuerzas, de nuevo a disfrutar con los juegos de agua, los que tienen más éxito son la piscina y la "flor loca".
Un punto y final muy divertido como broche para clausurar el curso.
Para mí, un día de emoción y diversión, un día más para llenar de recuerdos mi memoria, para compartir con mis niños y niñas, un día a la vez tan alegre y tan triste, es mi día de despedida silenciosa... Si nada lo remedia, el próximo curso no estaré con ellos/as, aunque siempre me quedan los pasillos, el patio, y por supuesto, el hueco que ya tienen en mi corazón.
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